Un uniforme blanco marca la pureza del alma de determinados profesionales, quizás los que al contrario de su misión fundamental se ganan el terror de los niños por el hecho de ser quienes están obligados a jeringuilla en mano llevar a cabo la vacunación o inyectar cuando hace falta, y eso para los pequeños es un acto de terror. Bueno no solo para los pequeños, pero sucede que cuando nos hacemos grandes sabemos distinguir la importancia de esa inyección o vacuna.
Pero su tarea no se circunscribe solo a eso, es siempre la persona que está al lado del paciente, pendiente su evolución, el esfigmo para medir la presión arterial, el termómetro para la fiebre, el medicamento que corresponde a la hora indicada, los que se encargan del bebé una vez que viene al mundo, las curas, de quien lucha contra la muerte en una terapia y quien sabe cuántas actividades más dentro de su profesión.
Creo que he sido lo suficientemente clara en la ocupación porque nadie duda que son enfermeras y enfermeros quienes llevan a cuestas todo lo que he dicho, los perfectos aliados de un médico en cualquier instalación de salud.
Yo conozco a muchos y de verdad competentes, que aman su especialidad, que se respetan profesionalmente y apuestan a diario por ser cada vez mejores, incluso con conocimientos por encima de algunos médicos, y eso que nadie lo dude.
Por eso no quiero dejar pasar la oportunidad en que se celebra su día internacional para reconocer a quienes permanecen de guardia durante horas y lo hacen con todo el amor y entrega que merece cualquier ser humano sin distinción de raza, credo, procedencia social, porque lo importante es el ser humano.
Ahora mismo vienen a mi mente no pocos nombres de enfermeras y enfermeros que conozco Ileana, Katia, Marfa, Gisela, ellos son excelentes profesionales además de ser amigos míos y a través de esta publicación quiero que les llegue mi felicitación y a todos los que se dedican a esta noble tarea.
Igual que Conrado, el primer enfermero neonatólogo de Cuba, Clara, a quien tuve el placer de entrevistar al regreso de su misión en Sierra Leona, donde se enfrentó a los males de esa nación africana incluido el ébola y hoy está por otras tierras también salvando vidas. Reconozco aquí a Mailyn, una joven baracoense que brinda sus servicios en una hermana nación caribeña como parte del contingente Henry Reeve.
Las enfermeras y enfermeros quizás no sean de los profesionales de la salud que en el mundo sienten el reconocimiento constante, cuando llevan el mayor peso en el trabajo de atención al enfermo y hasta sus familiares, convirtiéndose muchas veces en sicólogos. Pero aquí en Cuba quién no sabe lo importante que son en el barrio; por eso al igual que yo no pierda la ocasión y cuando se tropiece con alguno de ellos al menos hoy, felicítelo, y cada día inclúyalo en los aplausos que da en la noche a las nueve, porque ellos también lo merecen.
Tomado de Radio Baracoa,